Todo lo que llega a existir tiene un proceso de desarrollo, incluyendo nuestro planeta Tierra y la raza humana. Como habitantes de este mundo debemos asumir la responsabilidad de nuestro propio destino, hemos llegado a un punto tan crítico en el que la evolución o la extinción parecen ser las dos únicas opciones para dar un movimiento, y por tanto será mejor que hagamos este movimiento con más conciencia y un estado de consciencia más elevado siendo Uno.El año 2020 ha sido el momento más traumático de la historia de la humanidad debido al virus que ha propagado la enfermedad en pandemia alrededor del mundo. Aunque en términos cuantitativos puede no considerarse tan mortal como la Peste Negra en la Edad Media o la Gripe Española del siglo pasado; los catastróficos impactos socioeconómicos son de una escala sin precedentes. Por ejemplo, este pequeño organismo ha puesto literalmente de rodillas a la superpotencia más dominante de América: el desempleo se acerca al de la Gran Depresión. Y si la nación más rica de nuestro planeta está sufriendo grandes dolores, imagínense las funestas situaciones infligidas a quienes en todo el mundo tienen mucha menos riqueza y recursos.Las economías no son las únicas víctimas mundiales, toda la infraestructura de las sociedades también se está desmoronando ante esta enfermedad viral. Las tensiones globales están aumentando a niveles peligrosos a medida que las recriminaciones y la fea cara del racismo hierven hacia la superficie. Quizá el único aliciente unificador que sale de esta nube oscura que se cierne sobre la humanidad sea el consenso mundial de que las viejas costumbres no son lo que los ciudadanos del mundo desean para el Nuevo Mundo que se avecina